Carta de Jesús Sans

Estimad@s amig@s, gracias por ofrecerme vuestra web para dirigirme a tod@s aquell@s que se interesan por el cambio en el nacimiento, en su asistencia, en una nueva concepción de la obstetricia desde una visión holística e integradora de todo el ser humano.

Para quienes no me conozcan soy Jesús Sanz, comadrona, partera, matrona y todos los nombres que existan para definir a aquellas personas que dedican su vida o parte de ella a acompañar a los bebés, mujeres, hombre, familia,… en uno de los viajes y rito de pasaje más importante para tod@s nosotr@s como es el nacimiento.

No es un trabajo fácil ni sencillo, y muchas veces suponen grandes sacrificios para las personas que deciden hacer de este viaje, su forma de vivir y concebir su existencia. Es un trabajo un tanto bipolar, pues pasamos con gran facilidad de la alegría a la tristeza, de la sonrisa o incluso una risa, al llanto inconsolable, donde nadie puede hacer nada por calmarlo, tan solo acompañar, estar al lado, y esperar que la presencia de tu persona sirva de apoyo a los demás.

Como veis, no hemos elegido una profesión sencilla y fácil, sino que puede que sea una de las profesiones que pueden marcar más a una persona, como creo que es mi caso.

Yo he practicado la asistencia al nacimiento en casa durante más de 17 años de forma ininterrumpida, hasta que por motivos de salud y de índole personal me llevaron a abandonarla, al igual que la docencia que venía impartiendo en todos aquellos países donde era reclamado para ello, algo que hoy día estoy empezando a recuperar, al sentirme con fuerzas para ello.

En uno de estos viajes conocí a una persona muy querida por mi, con quien me identifique y sentí no como amigo, sino como mi hermano, y a pesar de la distancia física que nos separa llegamos a entablar una entrañable amistad. Hablo de Hernán, Hernán Santander, un entusiasta obstetra del Hospital de Villarrica, el cual siempre me trata de igual a igual, sin doctores por medio, compartiendo conmigo todas sus vivencias, sus proyectos y sus ilusiones, y los míos con él. Hemos mantenido horas y horas de charlas sobre todo lo que rodea al nacimiento, el cómo mejorar la asistencia no solo en los hospitales sino también en el nacimiento en casa.

Personalmente creo que estáis haciendo un magnífico trabajo en vuestro hospital, y es algo muy difícil de lograr. Muchas personas e instituciones empiezan el cambio por el tejado, cuando realmente lo que hay que tener es una buena base que sustente toda nuestra casa para que pueda resistir cualquier huracán que la azote. Este huracán muchas veces son las propias instituciones del país donde radica esa casa maravillosa que estamos construyendo donde recibir los nacimientos respetando todos los procesos que los rodean.

De ahí la necesidad de construir esa base con buenos materiales. Muchas instituciones basan los cambios solo en los factores ambientales, con paritorios acondicionados con luces tenues, colores acogedores, con una temperatura adecuada, con sillas de partos e incluso bañeras para usar durante el parto. Pero todo esto no deja de ser tan solo accesorio, pues lo importante son las personas, la base de cualquier cambio radica en las personas, en su visión del nacimiento, de la vida, del respeto por este mundo donde vivimos, eso es lo importante. Y si no formamos adecuadamente a estas personas, si no les damos las herramientas necesarias para que por sí solas forjen su propio cambio, varíen su visión del nacimiento, no habremos conseguido nada, no tendremos base donde apoyarnos, y la casa tarde o temprano caerá y eso no lo podemos permitir. Tenemos que ser tenaces incluso obstinados en este cambio de actitud de todos los que están presentes en los nacimientos, desde la primera persona que recibe a la mujer, hasta quien la despide a la salida del centro, de nuestra casa, pasando por limpiadoras, celadores, administrativos, auxiliares de enfermería, enfermería, comadronas y obstetras; todos absolutamente todos tienen que estar involucrados en el cambio, con continuo reciclaje, conociendo cada día mejor que es «esto» de la «magia del nacimiento» , porque realmente hay magia en el nacimiento. Luego podemos ocuparnos de lo demás, de cambiar las condiciones ambientales y estructurales de nuestros centros o levantar nuevos con esta filosofía pero siempre primero los cambios personales y profesionales, las actitudes, la visión que se tiene del nacimiento, pero desde dentro, desde la propia persona, sin forzar, sin obligar, sino dando herramientas para el cambio interno, ya sea a través del conocimiento científico, de la experiencia de vivir estos nacimientos, o desde la experiencia interna a través de técnicas psicológicas que ayudan mejor a conocernos a nosotros mismos y que ayudan al cambio.

Si el cambio no es global, estamos abocados al fracaso, tenemos que tener una buena base, una buena estructura y unas condiciones ambientales adecuadas para poder tener una casa solida y confortable donde poder desarrollar nuestra labor.
Muchas experiencias no han cuajado porque no han cumplido estos requisitos, y su base no estaba bien cimentada, y al final han sucumbido ante la fuerza del huracán.

Pero hay algo muy importante para que nuestra casa funcione y acoja a los nacimientos. Que las mujeres demanden este tipo de asistencia a los nacimientos, si no hay demanda no hay evolución hacia delante, a crecer, a sembrar nuevas semillas y crear nuevas casa. Hay que darse a conocer, salir a la sociedad y mostrarles lo que estamos ofreciendo. Ir a las escuelas a mostrar a l@s niñ@s que otras formas de nacer son posibles, que podemos confiar en el poder de las mujeres y los bebés en el momento de nacer. La sociedad en su conjunto tiene que tomar conciencia de la importancia de la forma de nacer y su influencia en el tipo de mundo que estamos originando con nacimientos tecnificados y manipulados, que van acompañados del uso de drogas y de desconexión del binomio madre-bebé, troceando el conjunto del nacimiento en etapas que hay que seguir de forma controlada con un reloj. Realmente lo único que ponemos de manifiesto con esta manipulación en nuestro miedo interior atávico a lo desconocido, a lo que no podemos controlar y medir, al misterio de la vida.

Os animo a seguir adelante, a no cejar en vuestro empeño de conseguir nacimientos mejores y más seguros, de una sociedad y mundo más justo para todos.

Me gustaría muchísimo visitaros, y así lo sabe Hernán, pero son momentos convulsos en España, donde la inestabilidad económica y laboral está a la orden del día, y mis deberes con mi nueva situación personal me impiden viajar todo el tiempo que necesitaría para poder compartir con tod@s vosotr@s vuestras experiencia y las mías, pero no renuncio que en un futuro no muy lejano este deseo que llevo acumulando se haga realidad, pero hasta que esto ocurra intentare colaborar en todo lo que pueda y me solicite Hernán.

Un saludo lleno de amor,

Jesús Sanz Sanchez
Comadrona