En nuestra maternidad el proceso de cambio de parto en camilla tradicional o litotomía hacia el parto vertical, fue fundamental una pequeña silla de parto confeccionada con madera. Esta silla permitió los primeros partos verticales en nuestra unidad. Su incorporación originó múltiples críticas, que la experiencia pudo desechar.
La asistencia del parto en silla tenía varias limitaciones, la principal consistía que después del parto la madre debía ser trasladada a la camilla tradicional para revisar el periné para eventual suturas de desgarros.
La silla de parto en el conjunto de alternativas de parto vertical es la menos ventajosa. Sus indicaciones principales son agotamiento materno y el uso de anestesia peridural.
Esta foto muestra los detalles de la primera silla de nuestra maternidad.
Esta foto panorámica muestra la primera silla de parto de nuestra unidad, la altura de la silla era de 40 centímetros, detrás de la silla se colocaba un escabel para el acompañante.
Podemos observar que la única modificación en la sala de partos consistía en esta silla.
Para evitar el traslado de la madre puérpera, se confeccionó esta especie de cama para que la madre pudiera reclinarse con su recién nacido, no interrumpiendo el proceso de apego, asistir el alumbramiento, además poder revisar los genitales y suturar eventuales desgarros.
En la foto podemos apreciar el ambiente con poca luz.
Después modificamos la silla y la mesa de partos, corriendo la silla debajo de la mesa y agregamos perforaciones en la mesa para poder colocar pierneras. Estas modificaciones permiten el parto de cuclillas o de rodillas sin necesidad de sacar la silla.
Se colocaron cortinas para oscurecer la sala de partos y cambios en la altura y dimensión de pisos y mesas.
Esta foto tenemos una visión completa de la sala de partos con todas las modificaciones.